"el Papa, Frank Sinatra y yo".
Alcides Edgardo Ghiggia.
URUGUAY CAMPEÓN DEL MUNDO 1950
Con la decisión de otorgar a Brasil la organización de la Copa del Mundo de 2014, la FIFA ha hecho mucho más que dar alegría a uno de los pueblos más futboleros del planeta. Ha permitido a Brasil tener la oportunidad de exorcizar un fantasma terrible que no han podido eliminar los cinco títulos mundiales que ostenta la verdeamarelha. Y es que 64 años después Brasil podrá enterrar el recordado «Maracanazo».
Aquel 16 de julio de 1950, 220.000 personas asistieron incrédulas a uno de los acontecimientos más espectaculares de la historia de los mundiales. Contra lo que se suele suponer, aquel choque entre brasileños y uruguayos no era la final del Mundial, sino el último encuentro para ambos seleccionados de la ronda final entre los cuatro mejores clasificados, fase a la que también accedieron España y Suecia. Los resultados de las dos primeras jornadas fueron los que convirtieron el duelo entre brasileños y uruguayos en una final de hecho. Brasil había arrasado durante toda la Copa, incluida la ronda final, donde aplastó 7-1 a Suecia y 6-1 a España. En cambio, los charrúas sólo habían vencido en la última fase 3-2 a Suecia, y rescatado un empate a dos goles con España. Así las cosas, a Brasil le alcanzaba con un empate para ser campeón. La confianza de los aficionados era plena. Los periódicos salieron aquel día con portadas que daban por descontado el triunfo y ya invitaban a la celebración. Nadie imaginaba que las cosas pudieran salir mal. Nadie, salvo el puñado de uruguayos que saltó al campo soportando el rugido de la multitud enloquecida. Si la confianza de las gradas era absoluta, el gol de Friaca en el minuto 2 de la segunda parte desató la fiesta en el Maracaná.
En el minuto 66, Juan Alberto Schiaffino marcó el empate. Aunque el 1-1 daba a Brasil el título, la sorpresa enmudeció al estadio y el miedo se apoderó de los jugadores locales. Por el contrario, Uruguay creció y se fue encima de la portería rival. Faltando once minutos para el final, Alcides Edgardo Ghiggia marcó el tanto que desató la tragedia. Años después, el propio Ghiggia lanzó una sentencia tan ocurrente como cierta: «Sólo tres personas han logrado callar al Maracaná: el Papa, Frank Sinatra y yo».
Lo impensado había ocurrido. Tiempo después, el entonces presidente de la FIFA, Jules Rimet, confesó que «todo estaba previsto menos el triunfo de Uruguay. Faltando pocos minutos para terminar (todavía estaban 1-1 y Brasil se coronaba) preparé mi discurso y me fui a los vestuarios entre la algarabía del público. Cuando regresé, un silencio desolador dominaba el estadio. Descubrí en el tumulto al capitán uruguayo y, casi a escondidas, le entregué la estatuilla de oro, estrechándole la mano, pero sin poderle decir una sola palabra».
A decir verdad, tampoco era tan impensable que Uruguay pusiera en problemas a Brasil. La «celeste» era por aquella época una potencia mundial y un mes antes del Mundial ambas selecciones se habían enfrentado en la Copa Río Branco. En la ida ganó Uruguay 4-3, en la vuelta venció Brasil 2-1, y en el desempate los brasileños vencieron 1-0, con gol de Ademir en el minuto 87.
El «Maracanazo» fue un duro golpe en la historia del Brasil. Aquel día se registraron infartos y suicidios entre fanáticos brasileños. La palabra «maracanazo» se empezó a utilizar como sinónimo de desastre inesperado. La selección brasileña nunca más usó la camiseta blanca con la que jugó aquel encuentro, que era su uniforme habitual, y empezó a utilizar la amarilla y verde que la convirtió en la «verdeamarelha» de sus años de gloria.
Los héroes charrúas de aquel 16 de julio de 1950 fueron recompensados por la Asociación Uruguaya de Fútbol con 250 dólares y un reloj de plata para cada uno.
DOS VIDEOS
QUE REFLEJAN LA HAZAÑA MÁS GRANDE DE LA HISTORIA DE LOS MUNDIALES.
http://www.youtube.com/watch?v=6zuAV-gJsKg
http://www.youtube.com/watch?v=Xzb6ghb4EB0 Tweet
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